La digestión es la descomposición de los alimentos en partículas más pequeñas o nutrientes individuales. Esto se consigue mediante seis procesos básicos:
Fisiología del tracto gastrointestinal
La digestión comienza en la boca con la acción de la amilasa salivar. Luego, la materia alimentaria avanza por el esófago hasta llegar al estómago. El bolo (masa blanda) de alimentos masticados se mueve por medio de oleadas de acciones musculares, denominadas peristalsis, desde la boca hasta la faringe, y luego hasta la epiglotis que cubre la laringe. La epiglotis corta el paso de aire para que la persona no se atragante. El esfínter cardíaco evita el reflujo del contenido del estómago al esófago.
Desde el estómago al intestino delgado
Las mezclas de alimentos que salen del estómago se denominan quimo, y se vacían en el intestino delgado. El esfínter pilórico controla la velocidad del flujo de quimo que va del estómago al intestino delgado. La mayor parte de la digestión se produce en la parte superior del intestino delgado, en el duodeno. Por debajo del duodeno está el yeyuno y después el ileo.
La digestión de la comida que entra en el intestino delgado suele tardar entre tres y diez horas. Los desechos salen del ileo con ayuda de la fibra y luego estos sólidos entran en el intestino grueso (el colon). En el colon, el agua se reabsorbe; se producen algunos nutrientes (vitamina K, biotina, vitamina B12); la fibra se convierte en diversos ácidos y gases; y los minerales, como el potasio y el sodio, se reabsorben (cuando es necesario). Toda la fibra que no se descompone se expulsa por las heces.
Factores de protección
La boca, el estómago, el intestino delgado y el colon son los principales órganos responsables de la digestión. Sin embargo, el hígado, la vesícula biliar y el páncreas también son importantes en el proceso. El hígado desintoxica los compuestos extraños y también genera la bilis, que prepara las grasas y los aceites para la digestión. Esta bilis se almacena en la vesícula biliar antes de pasar al intestino delgado. Hay una hormona, la colecistoquinina, que ayuda a controlar la liberación de bilis.
El páncreas genera jugos pancreáticos que constan de enzimas y bicarbonato, que ayudan a neutralizar las secreciones ácidas que se producen durante la digestión. El páncreas también segrega las hormonas de la insulina y el glucagón, que ayudan a mantener un estado constante de azúcar en sangre en el organismo.
Absorción
La absorción es el movimiento de las moléculas en el tracto intestinal hasta el sistema circulatorio. La mayoría de los productos derivados de la digestión, además de las vitaminas, los minerales y el agua, se absorben en el intestino delgado. La absorción de nutrientes es eficiente porque el tracto gastrointestinal se pliega en diversas superficies para la absorción. Estas superficies están recubiertas de vellosidades (protuberancias parecidas al pelo) y células de microvellosidades. Sin embargo, hay patologías como la intolerancia a la lactosa que impiden una buena absorción.
La absorción de las proteínas, los carbohidratos, los lípidos y la mayoría de las vitaminas se produce en el intestino delgado. Cuando las proteínas se dividen por proteasas, se absorben como dipéptidos, tripéptidos y aminoácidos individuales. Los carbohidratos son descompuestos por enzimas en el intestino en unos disacáridos denominados sacarosa, lactosa y maltosa, y luego, por último, en los productos finales conocidos como glucosa, fructosa y galactosa. Los lípidos se descomponen en ácidos grasos y monoglicéridos; estos productos finales se absorben por medio de células de vellosidades como los triglicéridos.
El alcohol es un nutriente, pero el 80 % del alcohol que se consume se absorbe en el intestino delgado. El otro 20 % se absorbe en el estómago. El alcohol se absorbe por difusión simple, lo que explica que las personas que beben alcohol en exceso sufran úlceras gástricas.
Coordinación y transporte de nutrientes en la sangre o al corazón
Las hormonas y el sistema nervioso coordinan la digestión y la absorción. Después de digerir los alimentos y de que se hayan absorbido los nutrientes, se transportan a lugares específicos del organismo. Los nutrientes solubles al agua salen del tracto gastrointestinal por la sangre y viajan por las venas, primero al hígado y luego al corazón. A diferencia del sistema vascular para nutrientes solubles en agua, el sistema linfático no tiene una bomba para los nutrientes solubles en grasa; en su lugar, estos nutrientes acaban entrando en el sistema vascular, aunque en un primer momento omiten el hígado.
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